Cómo cambiar de seguro de salud sin perder antigüedad ni carencias: guía práctica

Cambiar de seguro de salud puede parecer comparar manzanas y naranjas; lo cierto es que muchos buscan mejores precios o coberturas, aunque el temor a perder la antigüedad o a tener que esperar de nuevo los periodos de carencia suele pesar mucho en la balanza. A veces, el proceso se percibe como un salto al vacío. Pero también es cierto que se puede saltar sin tener que empezar la carrera desde el principio, siempre que conozcas los pasos adecuados. Es absolutamente recomendable informarse bien, solicitar cada papel relevante y entrar en la negociación con la futura aseguradora antes de tomar la decisión final, ya que de ello depende una transición tranquila y libre de sobresaltos indeseados.

¿Se puede cambiar de seguro de salud sin perder antigüedad?

Sí, existe la posibilidad de trasladarse de aseguradora de salud sin soltar la cuerda de la antigüedad, aunque conviene no perder de vista que no se trata precisamente de un derecho blindado por ley. En España, ni la Ley de Contrato de Seguro ni la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP) obligan a ninguna compañía a reconocer los años de permanencia que uno haya acumulado en otra entidad. Eso puede sorprender, pero así es.

¿Lo mejor de conservar la antigüedad? Pues principalmente evitar, de un plumazo, los periodos de carencia. Estos periodos, por cierto, representan los meses que uno tiene que esperar desde que firma el contrato hasta que pueda empezar a usar coberturas costosas como una cirugía importante, una hospitalización o el apoyo al parto.

Sin embargo, no todo es tan sencillo. Las aseguradoras suelen pedir que vengas de una póliza bastante completa (y equivalente) y que acredites una permanencia ininterrumpida e incluso a veces de más de un año. Finalmente, la última palabra la tiene la nueva aseguradora, que decide en función tanto de lo que presentes como de sus propios criterios internos.

Paso a paso para cambiar de aseguradora sin carencias

Hay quienes confían en la improvisación, pero en este caso es muy conveniente seguir un proceso sólido para evitar vacíos de cobertura o tener que repetir plazos de espera. La preparación te permite situarte en una mejor posición durante la negociación y así asegurarte de conservar tus derechos sin perder ni un solo día importante de cobertura.

Solicita el certificado de antigüedad

El documento estrella en este proceso es, sin duda, el certificado de antigüedad o certificado de continuidad. Este documento detalla cuánto tiempo has estado asegurado de forma consecutiva, qué coberturas disfrutabas y refleja si tus pagos están al día.

Para conseguirlo, tienes que pedirlo expresamente a tu aseguradora. Puedes optar por algunos caminos como:

  • Contactar el servicio de atención al cliente por teléfono o mediante correo electrónico.
  • Pedirlo desde el área de cliente online de la aseguradora si la tienen disponible.
  • Acercarte a una de sus oficinas, en caso de que cuenten con atención presencial.

Nuestra recomendación es dejar siempre constancia escrita al solicitarlo. Este certificado será tu as bajo la manga en la siguiente negociación con cualquier nueva compañía.

Negocia con la nueva compañía antes de firmar

Cuando tengas el certificado en mano, es momento de presentarlo a la aseguradora que tienes en mente. La insistencia nunca está de más aquí: exige negociar antes de estampar la firma en la nueva póliza. Es recomendable solicitar de manera clara, y también por escrito, que reconozcan exactamente tu antigüedad y eliminen los periodos de carencia asociados.

Cerciórate de que esto se plasme en las condiciones particulares del contrato. No te fíes únicamente de acuerdos verbales. Finalmente, todo queda a la política (más o menos flexible) de la nueva compañía, así que obtener una confirmación oficial puede marcar la diferencia.

Revisa periodos de carencia y excepciones

Ahora bien, incluso si logras eliminar los periodos de carencia en la póliza nueva, pueden existir excepciones notorias. Un ejemplo que casi siempre se da es la asistencia al parto, que suele mantener su propio periodo de espera (entre 8 y 10 meses) con independencia de la antigüedad que aportes.

¿Qué plazos de carencia se suelen eliminar?

  • Hospitalización y operaciones quirúrgicas (habitualmente entre 6 y 10 meses).
  • Pruebas diagnósticas de alta tecnología como resonancias o TAC.
  • Tratamientos especiales, por ejemplo en casos de oncología o diálisis.

Lee bien el condicionado del nuevo seguro, porque allí puedes encontrar detalles sobre carencias que desaparecen y otras que, increíblemente, permanecen.

No canceles tu seguro hasta activar el nuevo

Un consejo práctico: jamás anules la póliza antigua sin comprobar que la nueva está firmada y activa. Es una medida sencilla, pero evitarás quedarte a la intemperie aunque solo sea por unas horas. Recuerda que la ley exige avisar con un mínimo de un mes de antelación si deseas no renovar tu seguro antiguo, así que organízate para no perder el tren.

Ventajas y riesgos que debes conocer antes de cambiar

Pensar con calma antes de lanzarte a cambiar de seguro te ahorra disgustos. Sopesar beneficios y riesgos no solo es recomendable, realmente marca la diferencia.

Ventajas de cambiar de seguro de salud

  • Mejora del precio: Dada la enorme competencia, es frecuente encontrar seguros con cuotas más bajas o con promociones que parecen hechas a medida.
  • Acceso a mejores coberturas: Puedes descubrir servicios añadidos que tu seguro actual ni contempla, como psicología o podología, o tal vez una red hospitalaria considerablemente más amplia y moderna.
  • Mayor personalización: La tendencia es ofrecer productos para perfiles muy concretos, logrando así seguros para familias, autónomos o jóvenes, que se ajustan como un guante a lo que realmente necesitas.
  • Actualización a tus necesidades: Porque la vida cambia, un nuevo seguro puede adaptarse mucho mejor a tu nueva situación, sea personal o familiar.

Riesgos y cómo evitarlos

  • Reactivación de carencias: Quizás el mayor “susto” de todos. Evítalo negociando la aceptación de tu antigüedad por escrito y asegurando que no habrá ni un día sin póliza entre ambas aseguradoras.
  • Exclusiones por preexistencias: Todas las compañías pedirán un cuestionario de salud. Si tienes enfermedades anteriores, pueden quedar fuera de la cobertura o directamente impedir tu contratación. Sé sincero, porque al final todo sale.
  • Pérdida de coberturas específicas: Convierte la comparación entre lo antiguo y lo nuevo en casi un arte: asegúrate de que el nuevo seguro cubra todo aquello que valoras y antes tenías. Vale la pena repasar cada condición general con detalle.

Moverse de un seguro a otro sin dejarse derechos adquiridos por el camino exige, más que nada, ser constante y planificar cada paso. Negocia todo con tiempo y de forma activa, pidiendo siempre por escrito el reconocimiento de la antigüedad y la supresión de carencias. Antes de cambiar, compara bien coberturas y asegúrate de pedir por escrito el reconocimiento de tu antigüedad

Equipo Doctor i

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